Hoy el mundo está inundado de información, donde las estadísticas, los números y datos fluyen sin cesar, es fácil perderse en ese mar de información. Sin embargo, hay algo que trasciende más allá de los datos. Las historias. Muchas empresas están viendo a sus clientes como números, likes, comentarios, reacciones y vistas; Pero cuando sé detienen a ver porque las personas reaccionan de una manera muy particular o le dan importancia a su comentario, le prestan atención a la persona y no a un número.
Mientras que los datos son precisos, objetivos y esenciales para la toma de decisiones, son las historias las que realmente resuenan en las mentes y corazones de las personas, si el contenido de una marca nos cuenta una historia la marca está siendo recordada.
¿Pero por qué sucede esto?, ¿Pero por qué los datos se olvidan y las historias permanecen entre nosotros?.
El ser humano tiene la capacidad para contar y comprender historias, es una de las habilidades más antiguas y poderosas que poseemos. Desde tiempos inmemorables, antes incluso de la escritura, nuestros ancestros transmitían conocimientos, valores y cultura a través de relatos orales. Esta acción no solo ayudaba a preservar la historia, sino que también fortalecía los lazos entre humanos.
Nuestro cerebro está diseñado para procesar y recordar la información, pero cuando está se presenta en forma de historia no solo activan las áreas del cerebro asociadas con el lenguaje, sino también aquellas relacionadas con las emociones y la memoria. Esto significa que cuando escuchamos una historia, estamos más comprometidos emocionalmente y por lo tanto, es más probable que recordemos los detalles.
Al final los datos son abstractos una representación de algo más grande o más pequeño. Las historias, en cambio son concretas y proporcionan personajes y escenarios que podemos visualizar y con los que podemos empatizar.
Por ejemplo, escuchar que "un millón de personas están sin hogar" es impactante, pero a menudo no podemos comprender completamente la magnitud de esa cifra. Sin embargo, escuchar la historia de una sola persona que lucha día a día para sobrevivir en las calles puede tocar una fibra más profunda en nosotros. Esa historia tiene el poder de hacernos reflexionar y lo más importante recordarla.
En el marketing y la publicidad. Las campañas exitosas rara vez se basan solo en datos; en cambio, utilizan historias para conectar con la audiencia a un nivel emocional. Los anuncios conmovedores, los discursos inspiradores y las campañas de concientización que cuentan historias personales son ejemplos claros de cómo la narrativa puede influir en las actitudes y comportamientos de las personas
El equilibrio ideal es combinar la precisión de los datos con el poder emocional de las historias. Los datos proporcionan la credibilidad y la base lógica, mientras que las historias hacen que esa información sea memorable y significativa.
En conclusión los datos son esenciales para comprender y analizar el mundo, pero son las historias las que dan vida a esos datos. Las historias tienen el poder de tocar emociones, hacer reflexionar y de permanecer en la memoria mucho después de que los números se hayan desvanecido. Por eso, en un mundo saturado de información, las historias siguen siendo una de las herramientas más poderosas para comunicar y conectar con los demás.
Juan Cuevas.
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